Dirigencia provisional

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- Los políticos de oficio están acostumbrado a pegarle al avispero, que no los políticos de café.   

En la Ciudad de México, uno de esos es José Alfaro, mejor conocido entre los priistas como el Pepe, quien alborotó a la sociedad civil y puso de cabeza la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) con el tema de las famosas Alcaldías Abiertas en la Ley Electoral capitalina, que aunque no prosperaron son una exigencia legítima.

Tras la aprobación de la Ley y las elecciones en Estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz, Alfaro ha retomado los hilos de su vida partidaria. 

En ese tema ha sido crítico de los resultados de su partido de cara a 2018 y ha sumado a la reunión de 89 priistas que han pegado al avispero para impedir un "dedazo" en la elección del candidato presidencial priista.

El rostro más visible en esa batalla ha sido la la ex secretaria general del PRI y ex gobernadora de Yucatán, diputada federal con licencia y precandidata presidencial Ivonne Ortega. 

Sin embargo, esa demanda legítima la llevan otros conocedores del PRI como Alfaro, ex secretario de Organización del partido.

Arturo Zamora, líder de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), fue el encargado de intentar controlar la revuelta priista y con un tono muy sobrado, que ya se ha vuelto chunga entre priistas.

"Se trata de palabras expresadas desde lo visceral, son políticos de café que se reunieron a criticar y a dañar a nuestro partido, no representan al priismo nacional; sobre todo, porque sus palabras están expresadas desde la frustración”, dijo Zamora para intentar apagar los fuegos.

Sin embargo le puso más lumbre a la hoguera porque el tema es de fondo.

No se trata de evitar el dedazo solamente, sino de hacer al PRI un partido competitivo en 2018 y eso pasa por renovar el 50 por ciento de las dirigencias locales que no se han renovado pese al orden del estatuto.

Ahí es donde parece acomodarse el futuro de Alfaro, pero con pasos muy estructurados.

La primera contienda es que se logre la Asamblea nacional del PRI y se abra la consulta a las bases y los 10 mil delegados opinen. 

Para ello, es necesario que las Mesas directivas y la Mesa de la Asamblea sean electas de manera legítima y no impuestas por el Comité Ejecutivo Nacional, que hasta hoy preside Enrique Ochoa Reza.

Si eso se logra, desde la óptica de Alfaro se podrá eliminar de los estatutos varios obstáculos que permiten el dedazo. 

Algunos se preguntan si es una jugada a favor de Ortega. Alfaro dice que por el contrario es un movimiento pro militantes para todas las elecciones que se jugarán el año entrante.

Ahí se acomoda parte del trabajo que Pepe ha hecho en la CdMx, desde conducir los trabajos de la Reforma Política en la ALDF hasta la Ley Electoral capitalina.

Pero el tema debe llegar a la decisión de renovar el partido en la capital del país, ahora que habrá más cargos en disputa por los concejos de las Alcaldías.

Eso no se va dar por una elección porque los tiempos les han ganado, no obstante, dan pauta para que haya un dirigente provisional.

— ¿Le interesa dirigir al PRI en la CdMx? — le pregunto a Pepe.

— No lo estoy buscando, pero si me lo ofrecen claro que aceptaría.

La decisión no se ve fácil desde el CEN, pero está claro que si Ochoa se vuelve a equivocar al subestimar a la militancia del PRI en la CdMx no se logrará la incorporación de todos los grupos que hay en la ciudad y eso será catastrófico para el priismo en su futuro.

¿Por qué? Porque su presencia seguirá siendo testimonial y por lo menos en la discusión de la Ley Electoral de la CdMx ya quedó claro que se requiere una oposición sería, abierta a la ciudadanía y no levantadedos, que por lo general llegan por dedazos.

Si el PRI en la Ciudad llega a septiembre sin cambio estatutario se prohíbe un proceso ordinario de elección, entonces las condiciones están dadas para una dirigencia provisional.

En estos tiempos a todos los priistas en la Ciudad les convendría sumar a todos en el propósito de ganar votación. 

Después del 2018, entonces sí que se abrá un proceso ordinario y se mida el peso de cada quien.

Así las cosas en el avispero priista de cara al 2018 y con gestos de políticos chabacanos en un momento donde el país requiere sensatez y unidad.

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